El placer (Parte 3): Cómo las primeras experiencias, la voz interior y la pornografía afectan tu sexualidad
El placer no solo se vive en el cuerpo, también se construye en la mente. En esta tercera parte, exploramos cómo tus primeras experiencias sexuales, la crítica interna y la influencia de la pornografía pueden moldear —o limitar— tu forma de disfrutar. Una reflexión íntima y transformadora.
Stéfano Durán
9/12/20253 min leer


¿Por qué a veces el placer no se disfruta como debería?
Porque no todo está en el cuerpo. Lo que nos han dicho, lo que vimos por primera vez y lo que creemos sobre nosotros mismos influye profundamente en cómo vivimos nuestra intimidad. En esta tercera parte de la serie sobre el placer, te invito a mirar dentro de ti y reconocer los factores que pueden estar condicionando tu experiencia sexual, incluso sin que te des cuenta.
La voz que sabotea el placer
Muchas mujeres (aunque también algunos hombres) cargan con una voz interior crítica que se activa justo cuando deberían disfrutar. Es como una “grabadora mental” que repite mensajes heredados desde la infancia: “no es correcto”, “no deberías sentir eso”, “tu cuerpo no está bien”, “estás haciendo algo mal”.
Esa voz, que se forma con los juicios de la familia, la cultura o la religión, no aparece sola. Está alimentada por inseguridades, ideales estéticos inalcanzables y comparaciones constantes. No sorprende entonces que el placer se viva con culpa, inseguridad o incluso vergüenza. Según estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos, millones de mujeres recurren a procedimientos estéticos, muchas veces motivadas por esa presión interna que les impide aceptarse como son.
La primera vez: más que un recuerdo
La primera relación sexual es uno de los momentos más importantes en la vida afectiva y puede marcar la forma en que vivimos el sexo en adelante. Si fue una experiencia cuidada, sentida y segura, suele dejar una huella positiva. Pero si estuvo acompañada de presión, miedo, vergüenza o desinformación, puede generar una narrativa de culpa o rechazo hacia el propio deseo.
Estudios como el de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) revelan que una primera experiencia sexual negativa puede tener efectos duraderos: baja autoestima, ansiedad sexual, y dificultad para confiar o disfrutar con una pareja.
Pornografía: ¿educación sexual o distorsión?
Hoy, gran parte del “aprendizaje” sobre sexo ocurre viendo pornografía. Lo preocupante es que este contenido rara vez muestra una sexualidad real, sana o conectada emocionalmente. Al contrario, distorsiona expectativas, cosifica los cuerpos, y presenta el sexo como un acto mecánico, donde la conexión emocional brilla por su ausencia.
Cuando el consumo de pornografía es frecuente, puede ocurrir algo más: el cerebro se acostumbra a estímulos intensos y artificiales, volviendo más difícil excitarse o disfrutar en una relación real. El resultado es desconexión emocional y un tipo de placer vacío.
¿Y ahora qué puedes hacer?
Comenzar a sanar esta relación con el placer implica cuestionar creencias, mirar con honestidad nuestras experiencias pasadas y buscar ayuda profesional si lo necesitas. La psicoterapia puede ser ese espacio seguro donde tu deseo no se juzga, sino se entiende, se sana y se transforma.
Porque el placer auténtico no grita ni compite. Simplemente se siente.
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