Las hormonas y su impacto en nuestro comportamiento y emociones.

Vamos a desglosar esto en cuatro subtemas para que sea fácil de entender: la oxitocina, la hormona de los abrazos, el cortisol y por qué no debemos caer en el determinismo hormonal.

Stéfano Durán

11/25/20243 min leer

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La oxitocina

La oxitocina es una hormona y un neurotransmisor que juega un papel crucial en nuestras relaciones sociales y comportamientos afectivos. Es producida en el hipotálamo y liberada por la glándula pituitaria. A menudo se le llama "la hormona del amor" porque está involucrada en el establecimiento de lazos afectivos, la confianza y la empatía.

Por ejemplo, la oxitocina se libera en grandes cantidades durante el parto, ayudando a fortalecer el vínculo entre la madre y el bebé. También se libera durante el orgasmo y el contacto físico, promoviendo la conexión y la intimidad entre las personas.

La hormona de los abrazos

Relacionado con la oxitocina, tenemos lo que popularmente se conoce como "la hormona de los abrazos". Esto se refiere a cómo los niveles de oxitocina aumentan con el contacto físico, como los abrazos, los besos o incluso una simple caricia. Este aumento de oxitocina no solo nos hace sentir bien, sino que también reduce el estrés y mejora nuestro bienestar emocional.

Cuando abrazamos a alguien, la oxitocina nos ayuda a sentirnos más cercanos y conectados con esa persona. Además, este efecto no solo se limita a relaciones románticas; también puede fortalecer los lazos entre amigos y familiares.

Un viejo conocido: el cortisol

El cortisol es otra hormona importante que probablemente hayas escuchado. Es conocida como la "hormona del estrés" porque se libera en respuesta al estrés y la ansiedad. Producida por las glándulas suprarrenales, el cortisol ayuda al cuerpo a manejar situaciones de emergencia, preparando al organismo para una respuesta rápida.

Sin embargo, niveles elevados de cortisol durante largos periodos pueden tener efectos negativos en la salud, como problemas de sueño, aumento de peso y disminución de la inmunidad. Por eso, es importante manejar el estrés para mantener el cortisol bajo control.

No al determinismo de las hormonas

Aunque las hormonas como la oxitocina y el cortisol tienen un gran impacto en nuestras emociones y comportamiento, es crucial no caer en el determinismo hormonal. Esto significa que no debemos pensar que nuestras hormonas controlan completamente quiénes somos o cómo actuamos.

Nuestro comportamiento es el resultado de una compleja interacción entre hormonas, experiencias personales, entorno y decisiones conscientes. Por ejemplo, aunque la oxitocina puede promover comportamientos prosociales, también podemos aprender y elegir ser empáticos y amables independientemente de nuestros niveles hormonales.

En resumen, aunque las hormonas juegan un papel importante en nuestra vida diaria, no somos esclavos de ellas. Podemos trabajar en nuestras emociones y comportamientos a través de la conciencia y el esfuerzo personal.

Conclusión

Para concluir, las hormonas como la oxitocina y el cortisol son componentes esenciales que influyen en nuestras emociones y comportamientos, pero no lo son todo. Entender su papel puede ayudarnos a mejorar nuestro bienestar y nuestras relaciones, pero siempre recordemos que tenemos la capacidad de influir en nuestra vida más allá de nuestra química corporal.

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