¿De qué manera puedo curar mis heridas emocionales? (Parte 1)

Stéfano Durán

5/20/20253 min leer

Hay heridas que no se ven, pero duelen todos los días.

Son esas emociones atrapadas que arrastramos desde hace años, a veces desde la infancia. Y aunque aprendimos a vivir con ellas, muchas veces olvidamos que también podemos sanarlas.
La psicoterapia no es magia, pero puede ser el punto de partida para una transformación real.

Sanar no significa borrar lo que te pasó.

Significa integrar cada parte de ti —tus miedos, tus alegrías, tus heridas, tu fuerza— en una versión más completa y coherente de quien eres.
En consulta, trabajamos con la idea de que todas tus emociones tienen un sentido, incluso aquellas que más incomodan. La tristeza, el enojo o el miedo no son enemigos: son señales que, bien comprendidas, pueden ayudarte a crecer.
¿Y cómo lo hacemos? Explorando tus esquemas de personalidad, esos patrones que se formaron en la infancia y que hoy pueden estar repitiéndose sin que te des cuenta. Reconocerlos es el primer paso para liberarte de ellos.

La psicoterapia te ofrece un espacio seguro donde puedes observarte con honestidad, sin juicios.

Un lugar donde se trabaja paso a paso, no para borrar tu historia, sino para que deje de doler.
No se trata de encontrar soluciones mágicas. Se trata de comprometerte con tu proceso, de acompañarte con respeto y humanidad.
Tener expectativas realistas es clave: algunas heridas quizá no desaparezcan por completo, pero sí puedes aprender a manejarlas con inteligencia emocional y compasión.

Además, hay un factor fundamental: la relación con tu terapeuta. Ese vínculo puede convertirse en uno de los elementos más reparadores. La confianza y la autenticidad entre ambos crean el puente para que puedas mirar tus heridas de frente y avanzar con mayor fortaleza.

Recuerda...

Y no olvides esto: la mente y el cuerpo están profundamente conectados. A veces, lo emocional se refleja en lo físico. Por eso, en algunos casos, se puede requerir el apoyo de medicación o suplementos. Pero siempre con orientación profesional.
La terapia aborda tus emociones, y cuando es necesario, los recursos médicos pueden ayudarte a estabilizarte para que el proceso sea más efectivo.

Sanar no es olvidar lo que viviste. Es dejar de revivirlo cada día.

Y tú mereces vivir en paz con tu historia.
Este fue el primer paso.
Te espero en el blog para que leas la información completa y descubras cómo empezar tu proceso.
Recuerda: sanar es posible.

💬 Déjame tu opinión en los comentarios: tu historia puede ayudar a otros a entender la suya.
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Gracias por leer y acompañarme en este espacio.
Nos vemos en el siguiente artículo para seguir hablando de psicología en un lenguaje claro y cercano.